“Puedo explicar muchas cosas y sensaciones de las sesiones con Mireia, pero creo que el resumen sería: que gracias a Mireia, todas las preocupaciones son menos graves de lo que te parecen, se convierten en nimiedades, sales de la sesión con levedad, como flotando.
Mis “problemas” abarcaban ámbitos muy dispares, desde inseguridad en misma, hipocondría hasta mala postura corporal que el cuerpo había fijado así.
Con las visitas a Mireia todo cambió,
como ejemplo y para no extenderme mucho: ahora me preocupo menos de las enfermedades, cuando anteriormente siempre pensaba: “y si tengo esta enfermedad y no lo sé? Qué miedo! Y si tengo esta otra? Ay, me duele aquí abajo, igual tengo apendicitis! Uf, qué hace esta persona sonándose la nariz a mi lado, a ver si va a tener algo y me lo contagia!”… Ahora pienso: “Bueno, como que y si tengo esa enfermedad!! Y si no?! Primero, tengo motivos coherentes para pensar que tengo esta enfermedad? Si llegase a tenerla tiene solución? Entonces no te agobies.”
Y desde entonces, sigo pensando de vez en cuando que puede que tenga alguna enfermedad, sí, pero ya sé gestionar esos pensamientos, y no me producen ni una cuarta parte del agobio que me producían; porque uno de los grandes pros de esta terapia es que no te borras de la cabeza el problema, simplemente aprendes a gestionarlo, y es lo mejor que te puede pasar.
El pensamiento no desaparece totalmente, pero ya no te controla, ni te crea limitaciones en tu vida, ahora tú controlas el pensamiento. Y creedme, conseguir eso es una herramienta muy poderosa para la paz personal.
Mireia, nunca me cansaré de darte las gracias, de verdad. Gracias por tu esfuerzo, por lo que transmites, confianza, tranquilidad, sensibilidad, inteligencia; y sobre todo, gracias por conseguir que mi vida tenga más estabilidad emocional”